Otoño

Y como un susurro, suave, todo se tiñe de tonos cálidos. El momento en el que las hojas caen, en el que el viento se lleva los colores del verano, dejándonos el paisaje desnudo. 

Y en ese instante, es tiempo de ir hacia adentro, de revisar lo que hemos vivido durante el año y de cuestionarnos si estamos listos para soltar aquellas partes de nosotros que, como las hojas, ya cumplieron su propósito. 

Porque este tiempo también nos enseña a apreciar los detalles. Las primeras tardes frescas, el inicio del frío, los colores ocres, los sonidos crujientes bajo los pies, son pequeños recordatorios de que la belleza no siempre radica en lo exuberante, sino en lo sutil, en lo que muchas veces pasa desapercibido. Otoño es, en su esencia, un recordatorio de que la calma y la pausa también tienen su propio esplendor.

Aprovechemos este tiempo para hacer espacio, para vaciar aquello que nos pesa, y para permitir que lo nuevo tenga cabida en nuestra vida. Porque al igual que los árboles, a veces necesitamos perder algunas hojas para florecer de nuevo con más fuerza cuando llegue la primavera.

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