Y después de todo lo vivido, siempre llega Diciembre.
Y con él llegan las mañanas frías.
Los días en los que el aire, cortante, nos hace abrigarnos un poquito más.
Los días en los que el café caliente nos sabe mejor que nunca. Quizás calentando las manos.
Llegan las tardes de sofá, película y manta.
Llega el momento en el que los árboles despojan hasta sus últimas hojas.
Llega el momento en el que todo parece detenerse, parece pararse por completo. Llegan las calles vacías, las terrazas recogidas y las estufas encendidas.
Es tiempo de refugiarse, de mirar hacia adentro, de disfrutar de la calidez del hogar mientras el frío reina afuera.
Es tiempo de mirar a través de las ventanas.
Es tiempo de ilusiones, de nuevos comienzos y de luces.
Es tiempo del color blanco.
Es tiempo de abrazos y de reencuentros.
Simplemente, es tiempo de hogar, de cariño y de Navidad.
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